lunes, 23 de noviembre de 2009

Hoy...

Hoy, que vuelve a sonar el despertador,
mientras preparo el desayuno,
cargo la mochila de un próspero futuro,
tengo los sentimientos mordidos por recuerdos
y abatidas lágrimas de silencio.
Hoy, a pesar de que el sol baña mi ciudad,
no soy capaz de quitar el luto de mi corazón,
de doblar el velo negro que en él se colgó
cuando un estallido de muerte lo estremeció,
Solo un homenaje anónimo y callado a sus víctimas,
para supervivientes y seres queridos
que algún día ese dolor sufrieron.
Hoy, a pesar de todo lo pasado,
miro a los ojos de la esperanza,
comparto el duelo contra la violencia,
la unión solidaria de la paz, del consuelo que aúna.

No quiero caer en provocaciones,
en infinitas trincheras de rencor,
en soeces palabras que puedan malinterpretar.
En ellos que no viven como yo,
que no sienten al igual que yo,
ni en su pensamiento existe el amor,
solo prevalecen fuegos de artificios irrespetuosos,
juegos de sangre queriendo ser derramada.
Pero en sus venas late la vida,
corre al igual que por las mías,
y en las de sus presas ya desaparecidas.
Hoy, por eso escribo al que está vivo,
nosotros que podemos sentir el dolor,
luchemos por esas voces que fueron apagadas,
por ilusiones que con veneno fueron marchitadas.
Piensa que a ellos les tocó vivir su fin,
sus familias les perdieron sin alguna razón,
pero que en otro momento como aquellos
podríamos padecerlo tú o yo.
Nuestros sueños se hundirían en el olvido
y uno de los míos es poder decir:
“Adiós, terrorismo”.

0 sombras pasaron y...: